Iniciamos el recorrido por la ruta rupestre de Adai deteniéndonos ante el dolmen de Adai (en gallego, "mámoa" o "anta"). Este pequeño monumento se localiza en un prado, a 10 metros de la carretera que sube a Penarubia. Parece un milagro que se conservase hasta la actualidad ya que sus piedras -"chantos" en galego-, pudieron tener utilidad en el pasado como cierre de alguna finca.
Por el lado irquierdo del prado sube un camino de acceso hacia el monte, frecuentado por tractores que van dejando su huella. En general, la esta ruta arqueológica se puede hacer en un paseo de dos horas... o tres yendo con calma.
El camino de ascenso se bifurca en dos para rodear un pequeño montículo, encumbrado por grandes rocas de granito. Habrá que sortear algo de maleza para llegar a su cima, lugar donde se encuentra el primer petroglifo de la ruta.
Este petroglifo se encuentra en el lado oeste del montículo de granito. Está compuesto por círculos con cruces interiores, sin paralelismos ni uniformidad de tamaños. Hemos contado 11 signos agrupados en la zona central de la roca y uno a dos metros del grupo principal, como situado a la "entrada" del enclave. Además del grupo de círculos, se puede observar una especie de agujero o "pía" de la que sale un surco que se bifurca en varios.
Aquí, el conjunto desde una perspectiva más amplia.
Del agujero excavado en la roca sale un aliviadero que lleva a otros tres dispuestos en paralelo. Al lado irquierdo se ve un símbolo cuadrado. Tal vez esta estructura tuviese fines rituales.
A unos 10 metros se encuentra otra superficie con lo que parecen estrías dibujadas...
El gran desnivel del terreno deja paredes de roca verticales de entre uno y dos metros en las que no se percibe rastro alguno de marcas o signos rupestres.
Al lado del petroglifo, en la roca contigua, se encuentran estas "pías" que bien pudieron tener un origen natural y que, debido a su especial disposición, fueron talladas con alguna finalidad. ¿Por qué les rebajaron los bordes?
Aquí se puede ver la roca horadada desde una perspectiva más amplia.
Al descender otra vez al camino, se pueden ver este muro de losas de granito verticalmente dispuestas. Son del mismo tipo que los "chantos" que formaban el dolmen. Posiblemente hubo en el lugar muchos más restos singulares que los lugareños fueron aprovechando a lo largo de la historia.
En el medio del pinar del fondo se localiza un pequeño castro que recibe el nombre de Castrillón de Adai. Tiene forma circular, con 50 metros de diámetro, y un repecho defensivo muy escaso de sólo unos dos metros de altura. No tiene árboles plantados en su interior a pesar de estar dentro de una finca reforestada. La entrada está situada hacia el sur.
No tiene árboles, pero si mucha maleza...
En esta foto se puede ver el castro desde su entrada. Nos quedamos con la duda de si se trataba de un poblado o si tenía carácter funerario.
Continuamos la ruta hacia el norte y a escasos 100 metros encontramos esta formación rocosa de forma peculiar. Parece un dolmen (o varios) pero de origen natural.
¿Te imaginas esta roca puesta de pie? Seguro que sería el obelisco más famoso de toda Europa. El hueco de la punta, que parece hecho adrede, tiene su origen en el efecto de la erosión del agua durante miles de años.
Estos agujeros ya no son debidos a la erosión del agua sino que proceden de la mano humana que quiso romper la roca a martillo, cincel y cuñas. En la pieza de atrás se aprecian los bordes recortados y el perfil de los agujeros que se dispusieron regularmente por la línea de corte.
En este montículo se ven rocas cortadas que quedaron sin usar. Probablemente, en otra época usaron este material pétreo porque era relativamente fácil de obtener y de transportar. ¿Qué interrumpió la explotación como cantera de este lugar? ¿Fue ocasional o tuvo continuidad en el tiempo?
A la derecha, otra roca cortada longitudinalmente en la que resaltan los agujeros donde se colocaron las cuñas.
¿Qué finalidad tendrían estas moles?
Por la parte inferior de una de las rocas de mayor tamaño del conjunto se pueden observar estos agujeros... ¿Qué significan?¿Para qué los hicieron?
Algunas de estas rocas no parecen estar en su configuración original sino que parecen movidas. En alguna se aprecia como el agua excavó "pias" que, al ser movidas, cambiaron de inclinación y continuaron creciendo pero desviándose de la dirección original.
En esta roca situada cerca del montículo anterior encontramos una colección extraña de cazoletas practicadas de forma geométrica al lado de una más grande que podría ser natural.
Caminamos 200 metros hacia el norte y llegamos a este otro montículo que se llama Altar de Adai (el primero de donde partimos se ve al fondo). Subidos en la cima, vemos esta peculiar roca achatada y con una cazoleta enorme que parece hecha a propósito. En algún momento retuvo agua en gran cantidad pero alguien le abrió una salida... como a la mayoría de los apozamientos... ¿Por qué?
En esta fotografía se aprecia la disposición del conjunto de rocas en la dirección sur.
Otro apozamiento abierto... ¿Por causas naturales o por la mano del hombre?
En la parte inferior de este montículo, mirando hacia el sur, se halla la roca que da nombre al lugar: "Altar de Adai". Como se ve en la imagen, se trata de una superficie horadada por el perímetro y en la parte central. Los agujeros perimetrales se disponen regularmente, casi a la misma distancia unos de otros, tal vez para introducir estacas en ellos. La perforación del centro tiene forma de caja rectángular algo avalada, con un pequeño pozo circular accesorio que se une al primero por una pequeña hendidura.
Saliendo del Altar de Adai, a unos 100 metros hacia el este, se encuentra esta roca dispuesta verticalmente. Se trata de un menhir o "pedrafita" en gallego. De hecho, el nombre de este enclave es Pedrafita da Penela.
Vista del monolito desde otra perspectiva.
Por último -ya para acabar el recorrido-, nos llamó la atención este pino con foma de letra Y. Daría para un buen tirachinas si fuésemos gigantes, otro tanto como los que colocaron y trabajaron las piedras que acabamos de visitar.
Por cierto, espero que os haya gustado la visita tanto como a nosotros.