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fonte.es
2020-02-13
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Quemando la Casa ComúnLa Tierra, nuestro planeta, es la Casa Común que estamos degradando por nuestros malos hábitos. Participamos en una sociedad consumista, instalada en las comodidades, que necesita enormes cantidades de recursos para mantener su ritmo de progreso. Los pueblos del mundo son cada vez más grandes y todos queremos prosperar. Para ello necesitamos espacio que restamos de los entornos naturales y necesitamos energía que obtenemos principalmente de los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas natural).
No, no voy a hablar de los incendios, que también sería un tema de primera índole relacionado con el medio ambiente. Sobre este asunto creo que ya estamos concienciados. En Galicia hasta hemos recibido premios cinematográficos por películas que hablan del asunto, sígase "O que arde" de Oliver Laxe. Os la recomiendo.
Hablaré de otra película, un poquito más antigua. Se titula "Los Hermanos Marx en el Oeste"
En este film vemos como el maquinista Groucho anima a sus hermanos Harpo y Chico a destrozar el tren con tal de conseguir un objetivo: mantener una alta velocidad de la locomotora para alcanzar a unos villanos que se escapan. Groucho grita desaforadamente: “traed madera”, frase que luego quedaría en la memoria colectiva como “más madera, que es la guerra”.
Noticia del diario El Economista, del día 20/01/2020:
Es una buena noticia teniendo en cuenta la dependencia que tenemos del petróleo. Pues verán, los países con mayores reservas probadas de crudo del mundo son:
La respuesta es que son unos 100.000.000 de barriles cada día los que consumimos. Esto es un un inmenso chorro de petróleo. ¿Cuánto de grande? Pues equivale al caudal que lleva el río Miño junto al Club Fluvial un día de crecida, alrededor de 200 m3 por segundo. ¿Se imaginan un río Miño a tope, lleno petróleo en vez de agua? Eso es lo que quemamos los humanos cada instante.
¿Y qué parte nos corresponde a los españoles?
Según estos datos podemos calcular cuanto tiempo durarán las reservas conocidas si mantenemos el mismo ritmo de consumo.
Creo que después de esta exposición de datos no queda otra opción que concienciarse de que hay que reducir el consumo de petróleo. Les muestro una gráfica que se llama curva de Hubbert y que muestra la evolución de la demanda de petróleo y gas en las últimas décadas:
Y todavía no he mencionado para nada al dichoso cambio climático. Hay personas que piensan que es una excusa para encarecer los combustibles. Hay quien opina que el cambio climático es algo natural y que no es necesario actuar. Ambas excusas son falsas (son excusas de mal pagador).
La cuestión que tenemos sobre la mesa es la de un cambio climático acelerado. Estamos forzando a la naturaleza a realizar cambios bruscos para los que muchas especies no están preparadas (incluida la nuestra). Los efectos más visibles de este cambio son la subida de la temperatura media global (1 ºC en los últimos 40 años) por efecto invernadero del CO2, el deshielo de los polos y el ascenso del nivel del mar (3 cm cada 10 años).
Aunque quemar estos combustibles no produjese ningún cambio climático tendríamos que plantearnos seriamente su substitución inmediata por pura estrategia. Hay que considerar que todas estas sustancias son mucho más valiosas como materiales que como combustibles. Es mucho más inteligente emplearlas como materia prima y reservarlas para obtener fibras textiles, pinturas, plásticos, aislantes y otros productos químicos, que quemarlas para calentarnos o desplazarnos.
Otra alternativa es usar vehículos movidos por hidrógeno. El gobierno francés se ha puesto manos a la obra en esto y ha destinado 100 M€ para subvencionar la compra de 5000 furgonetas, 200 camiones y otros vehículos desde ahora hasta 2023. Solo queda crear una infraestructura de hidrolineras suficientemente amplia para atender la demanda.
Y siempre nos quedará la humilde bicicleta. Y me dicen: Pero es que con la bici se suda! Pues, si no quieres sudar, cómprate una eléctrica de potencia adecuada. Les prometo que una buena bicicleta es más ágil que un coche para moverse por una ciudad pequeña y tranquila como Lugo. Es una pena que no haya más carriles bici para hacer que la gente se sienta más segura al coger la bicicleta.
El clima tampoco es una excusa para no usarla: el 70% de los días del año el tiempo no causa mayores complicaciones salvo la de abrigarse contra el frío (en algunos países centroeuropeos más lluviosos y fríos que el nuestro es un medio de transporte habitual: mírese Bélgica, Holanda, Dinamarca...).
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