.....::    fonte.es     2020-05-18

 

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Política maquiavélica en las cifras de la Covid-19


Hoy también miré el periódico, la prensa libre, para ponerme al día con lo que está sucediendo. Y leí a Rodrigo Cota en un artículo de "El Progeso" que trataba sobre la honestidad política del recientemente fallecido Julio Anguita. El columnista sostenía que Julio Anguita andaba sobrado de argumentos pero que carecía de astucia y que, por tanto, nunca pudo convertirse en un líder que encabezase un proyecto político ganador (en el Partido Comunista de la década de 1990 o posteriormente en Izquierda Unida).

 

Esto me recordó aquello que Maquiavelo escribió desde la cárcel hace 500 años, en su obra "El Príncipe". Maquiavelo recomendaba a las autoridades de su tiempo las ventajas de practicar la hipocresía. Decía así: "... necesitas saber cómo colorear bien esa naturaleza y ser un gran simulador y disimulador". Maquiavelo concibió al ser humano como una criatura malvada guiada principalmente por el egoísmo. Así, un político auténtico debe actuar con astucia, tal como hace un lobo líder entre los otros lobos, incluso utilizando la violencia como elemento disuasorio. Para Maquiavelo, un "príncipe" exitoso tenía que buscar ser amado y temido, pero nunca odiado. Este objetivo se lograría con la conquista de la voluntad del pueblo, aun renunciando a la sinceridad o la integridad moral. Un político debe ser populista para tener éxito. Precisa trabajar duro para conseguir seguidores (hoy diríamos "followers"), haciendo promesas fantásticas, otorgando privilegios o agasajando a los amigos con negocios y prebendas cuando ya alcanza algo de autoridad. Lo que decía Maquiavelo no ha pasado de moda.

 

Maquiavelo e a súa obra "O príncipe"

 

El 15 de mayo Reino Unido dejó de proporcionar datos sobre personas curadas y casos activos. Sus autoridades no han explicado las razones de esta decisión pero son fáciles de entender. Resulta que no se tomaron medidas de contención a tiempo en el Reino Unido y la enfermedad se ha extendido mucho más de lo que esperaban. Fue providencial (más moderno sería decir que fue el karma), que su líder, Boris Johnson, cayese gravemente enfermo por Covid-19 y se diese cuenta de que convenía dar la orden de cerrar el país y encerrarse en casa. Más tarde, los ingleses comenzaron a tomar medidas más severas contra la pandemia pero sufiendo (junto con los Estados Unidos) el mal de la humillación de ser el país occidental más avanzado en infectados y muertos. Pero siempre es oportuno dar algo que roer a la prensa y a la sociedad... para entretenerlos con divagaciones sobre cómo van las cosas.

 

Y así los gobiernos aportan cifras que pueden interpretarse según convenga, que son más o menos ciertas, y que sirven para crear opinión pero no conocimiento detallado.

 

Ocultamento de datos por parte de Reino Unido

 

A tenor de esto, recuerdo una famosa historia gallega en la que un amigo le pregunta a otro si va "a la Coruña" o "para la Coruña". El sorprendido viajero le exige a su interlocutor una explicación del dilema. El "amigo" responde que si dice que "va a la Coruña" es porque volverá pronto, mientras que si dice que "va para la Coruña" es porque tiene la intención de quedarse allí durante unos días.

 

Bueno, lo mismo sucede con lo de contar muertos por causa de la "Covid-19" (por cierto, es un nombre muy desafortunado para una enfermedad; le quedaría mejor "peste de los asilos"). Volviendo al asunto que traía... pues decía que contar muertos "por coronavirus" no es lo mismo que contarlos "con coronavirus". El primer término se refiere a que el enfermo se murió por causa del coronavirus y el segundo que fue por otras causas, que falleció: por otra cosa aún teniendo la enfermedad. Por supuesto que cada uno puede interpretar lo que quiera... y así quitarse al muerto de encima.

 

Para el político de turno, la opción ideal es la de contar personas que se han muerto "por coronavirus" porque los otros suman más. Claro que dentro de unos cuantos años se hablará de que hubo muchas más muertes de las que muestran hoy las cifras oficiales... pero para entonces ya será cosa del pasado. Y aquí está el primero de los temas maquiavélicos a los que me refería al principio: que, políticamente hablando, es más adecuado contar difuntos a la baja.

 

Camposanto

 

Por otra parte podemos observar un hecho muy curioso en el número de muertes en comparación con los enfermos enviados a las UCI. Hoy, 18 de mayo, en España hubo 27.709 muertes "por" coronavirus, mientras que fueron 11.437 las personas que ingresaron en UCI. Esto implica que ha muerto mucha gente sin poder acudir a la UCI (un 60% del total, quizás más). Probablemente eran personas que no tenían muchas expectativas de vida y que fueron deshauciadas desde las mismas residencias donde se les diagnosticó el mal.

 

Conviene que tengas esto en cuenta si has planificado irte a una "residencia" (esta es una manera de hablar muy dulcificada, un eufemismo, porque hablando en plata se diría así: ... si nadie en la familia quiere cuidarte y te meten en un asilo). Y dejo caer las siguientes preguntas: ¿Por qué el Estado tiene que preocuparse por aquellos cuya familia se despreocupa? ¿Tiene el estado más capacidad de "preocupación" que la propia familia? ¿Deberíamos considerar a la familia una entelequia y al Estado no?

 

 

Ahora voy con el segundo tema maquiavélico: contar casos activos, es decir, personas que a día de hoy todavía están enfermas. Este número es muy fácil de obtener porque basta con eliminar del total de casos registrados aquellos que murieron y también los que sanaron. Este parámetro es muy sensible a que las cuentas estén bien hechas... porque si están falseadas salta la liebre.

 

Resulta que los médicos tienen la mala costumbre de dar el alta cuando les parece bien, algo que a los políticos no les gusta porque no pueden controlar. Es por ello que se han sacado de la manga una estrategia legal para quitarse enfermos de encima: el alta administrativa. Una persona que todavía sufre Covid-19 no puede estar de alta médica pero si de alta administrativa. Para las cifras oficiales contará como una persona curada. De esta manera se baja la curva de afectación mucho más deprisa al mismo tiempo que se tranquiliza al pueblo y a los mercados.

 

Pero, como dije antes, esta técnica tiene un problema que se ve cuando echas cuentas. Y lo digo así "cuando echas cuentas" porque las administraciones públicas no las proporcionan. Cuando las haces, notas que las cantidades no se ajustan bien o son contradictorias. Ocultan los errores diciendo eufemísticamente que están "consolidando los datos". De hecho, todos los días los datos cambian porque "revisan" (no sé con qué criterio), los casos pasados. Creo que agregan casos en días pasados de la serie para rebajar la gravedad del asunto en la actualidad.

 

Estas argucias y otras han permitido que pasáramos de tener 100.103 casos activos en España el 18 de mayo (sumando por autonomías), a tener solo 53.521 (contando solo aquellas personas que fueron diagnosticadas por PCR). ¡Mágicamente hemos reducido más o menos a la mitad el número de personas enfermas en un solo día! ¡Estas matemáticas son geniales! (casi me sale genitales). Si miramos autonomía por autonomía resulta que algunas "deben" enfermos porque, ojo a esto, ¡tienen valores negativos de contagiados en el presente! A continuación dejo las tablas de datos por comunidades para que vean lo que digo.

 

Dejo un enlace donde poder consultar los datos oficiales por si alguien tiene dudas:

https://github.com/datadista

 

2020-05-18 Casos totales Altas Fallecidos Casos ACTIVOS
Andalucía 16457 10671 1358 4428
Aragón 7201 3772 838 2591
Asturias 3354 1063 317 1974
Baleares 2098 1533 218 347
Canarias 2294 1537 153 604
Cantabria 2774 2287 207 280
Castilla
y León
24746 8716 1953 14077
Castilla
La Mancha
25014 6392 2898 15724
Cataluña 57564 26203 5956 25405
C. Valenciana 14724 9970 1370 3384
Extremadura 3949 2652 500 797
Galicia 10982 9204 607 1171
Madrid 71595 40736 8863 21996
Murcia 2595 2180 145 270
Navarra 8335 3905 503 3927
País Vasco 18780 16160 1466 1154
La Rioja 5417 3107 351 1959
Ceuta 175 163 4 8
Melilla 134 125 2 7
         
Total España 278.188 150.376 27.709 100.103

 

 

2020-05-18 Totales solo PCR Altas Fallecidos ACTIVOS por PCR
Andalucía 12458 10671 1358 429
Aragón 5503 3772 838 893
Asturias 2369 1063 317 989
Baleares 1993 1533 218 242
Canarias 2294 1537 153 604
Cantabria 2271 2287 207 -223
Castilla
y León
18512 8716 1953 7843
Castilla
La Mancha
16648 6392 2898 7358
Cataluña 55921 26203 5956 23762
C. Valenciana 10914 9970 1370 -426
Extremadura 2948 2652 500 -204
Galicia 9056 9204 607 -755
Madrid 66302 40736 8863 16703
Murcia 1556 2180 145 -769
Navarra 5178 3905 503 770
País Vasco 13422 16160 1466 -4204
La Rioja 4024 3107 351 566
Ceuta 116 163 4 -51
Melilla 121 125 2 -6
         
Total España 231.606 150.376 27.709 53.521

 

Parece existir una tendencia en la sociedad moderna a renunciar a la veracidad en favor del éxito o, en otras palabras, a obviar la honestidad de los medios empleados con el único propósito de lograr un fin particular. Hay muchas personas que buscan influir en los demás sin cuestionarse lo que dicen o hacen ni dejándose cuestionar por otros. Actúan instintivamente cuando ensalzan su ideología y se esmeran sobremanera cuando hay que encubrir y disimular errores, de la misma manera que se hace al meter la basura debajo del felpudo.

 

La política moderna es "futbolística": acumula fanáticos que gritan sin pensar y que nunca darán el brazo a torcer ni parte de la razón al rival. No importa si el "equipo político" gana el juego cometiendo muchas faltas y haciendo un juego sucio que siendo escrupulosamente correcto.

 

Del mismo modo la palabra "político" está perdiendo su significado etimológico para referirse a un administrador necesario y "corrupto", sin importar su sesgo ideológico. Téngase en cuenta que todos aquellos que apoyan una determinada ideología tanto desde la prensa, como desde instituciones académicas, en grupos de activistas, o en redes sociales, etcétera, también son políticos en el estricto sentido despectivo de la palabra.

 

Manipulación dos medios ideoloxizados

 

Decir la verdad (toda la verdad y nada más que la verdad) no es una actitud políticamente correcta desde hace muchos siglos. Si dices verdades comprometidas no vales para la política. Si quieres ser un político auténtico no dirás verdades que incordien a la mayoría. Hay cierto paralelismo entre proxenetismo y política. Ambas profesiones nacieron en algún momento de la prehistoria en el que nuestros antepasados se dieron cuenta de que ambas cumplían una muy importante función social, a saber: lograr la paz social a través de la economía de mercado, la explotación laboral, el chantaje emocional y el control de las clases dominantes.

 

Siempre me han gustado las cosas claras porque son más fáciles de entender. Actualmente estamos sufriendo una pandemia que está sacudiendo al mundo y que también remueve sus cimientos más profundos y arraigados. Viene acompañada de muchos dolores de cabeza y sufrimientos que van más allá de los estrictamente médicos. Es ahora cuando resulta más necesario que nunca hacer POLÍTICA (con mayúsculas): estar unidos, decir la verdad y colaborar.

 

La obsesión por ocultar y falsificar los datos tiene el peligro de que, después de cierto tiempo, se vuelva en contra de quién alimentó al monstruo. Sobreviene un rotundo fracaso a quienes propagan falsedades cuando son descubiertas. Pero eso no es todo... incluso los que se dejan engañar se exponen a una situación voluble y delicada. Su estabilidad existencial corre el riesgo de descontrolarse porque han querido creer en una falsa seguridad que, a la mínima, se quiebra.

 

Vivimos en una era de afloramientos de falsedades porque muchas estructuras sociales son inestables y requieren del calor de las mentiras para sobrevivir. Con la verdad por delante, mucha gente dejaría de hacer negocio. Ahora que no se puede viajar en avión, por ejemplo, muchos tratos se cierran por videoconferencia a un coste cero cuando antes, para conseguir lo mismo, eran inexcusables los viajes en primera clase, las pernoctaciones en hoteles de lujo y las dietas. Este es solo un caso entre cientos que se podrían encontrar al revisar la forma de vida que llevábamos hasta 2020.

 

Podríamos hablar de otra pandemia de falsedad, también muy contagiosa y de graves consecuencias que corre junto con el coronavirus. Con esto quiero decir que debemos tomar conciencia de la necesidad de cambiar los hábitos de consumo que manteníamos hasta ahora. El autoengaño tampoco ayuda a superar esta situación de crisis global. El conocimiento y la capacidad de renuncia serán herramientas indispensables para salir con la conciencia limpia de la situación en la que nos encontramos ahora.

 

Ciclo do consumismo e dilución do ser humano